(Vía Jonathan Legate)

Acabo de ver esta fotografía y no me he resistido a colgarla. No he podido esperar y he querido compartir con todos vosotros el que es seguramente el escritorio más bonito que he visto nunca. Sería mi lugar de trabajo ideal: los techos altísimos, la luz inundándolo todo, muebles que hablan de otras vidas, fotografías adornando las paredes, sabor añejo en cada esquina... En definitiva, la habitación de mis sueños. Un lugar en el que es difícil no encontrar la inspiración.

Sólo echo en falta una cosa: el ordenador para escribir los post. Pero bueno, no se puede tener todo, ¿no?

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