Lo que en el pasado fue el obrador (curiosamente en la parte alta de la casa) de una de las pastelerías más famosas del Casco Viejo bilbaíno, con vistas al claustro de la catedral de Santiago, hoy en día es un elegante y luminoso dúplex.
El artífice de la reconversión es el interiorista Mikel Larrínaga, quien ha mantenido la arquitectura original (del XIX) y la ha vestido totalmente de blanco para servir de lienzo a toda una serie de muebles de las mejores firmas del diseño actual, que establecen un diálogo amistoso con piezas anónimas, procedentes de anticuarios o ferias de desembalaje, piezas que van desde clásicos del XX a mobiliario con más de 200 años de vida.
Larrínaga ha mantenido las vigas y pilares, reforzándolos y pintándolos también de blanco, para dar actualidad a la vivienda. En la parte baja se distribuyeron las zonas comunes: salón, comedor, cocina, y en la parte alta (que en su día servía de lugar donde estaban las taquillas de los trabajadores) el dormitorio, con baño y vestidor.
El resultado es una magnífica vivienda, ejemplo de convivencia entre estilos decorativos, de plena tendencia. Mix que se ve reforzado por el gran número de obras de arte, de diferentes periodos, que alberga la casa.
(Imágenes Vía Nuevo Estilo)
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